La defensa sustentó el recurso de apelación ante el Tribunal en cuatro argumentos principales. Resulta particularmente interesante detenerse en dos de ellos, por el análisis que realiza la segunda instancia de los mismos, finalmente desestimándolos y confirmando la sentencia recurrida.                      

La defensa alegó que se había violado el principio de territorialidad de la ley penal colombiana en referencia a la procesada Vargas Bonilla, ya que la ejecución de la conducta sobre la cual se hace el reproche jurídico tuvo lugar en en Hong Kong, que también era la ciudad de residencia de la acusada. Así, en opinión de la defensa, los hechos cometidos se hallaban fuera de la jurisdicción colombiana. Además, la defensa sostuvo que no existía ninguna de las causales del artículo 16 del Código Penal para aplicar a extraterritorialidad de la ley colombiana.

Por otro lado, el recurrente planteó que en caso de confirmar la sentencia, el Tribunal debería calcular nuevamente la pena, pues el juez de primera instancia desconoció la situación de marginalidad, falta de educación y estado de necesidad de los procesados, de acuerdo con el artículo 56 del Código Penal.

El Tribunal desestimó los argumentos del recurso y justificó tal decisión en base a precisiones doctrinales y jurisprudenciales que se resumen a continuación:

1. Para el argumento de violación del principio de territorialidad, el Tribunal recordó que este principio tiene unas subreglas de aplicación. Conforme a una de ellas, denominada “Regla de Territorialidad Subjetiva”, todo Estado asume jurisdicción sobre los actos que comienzan en su territorio pero cuya terminación se produce en territorio de otro Estado. En el caso en particular, la captación de la víctima comienza en Colombia, y su acogida y posterior explotación se produce en territorio de la República Popular de China, siendo una situación que se adapta a la subregla de la territorialidad subjetiva.

2. En cuanto a la solicitud subsidiaria de recalcular la pena teniendo en cuenta lo contemplado en el artículo 56 del Código Penal colombiano, esto es la situación de marginalidad, pobreza extrema o estado de ignorancia, el Tribunal precisa cada concepto y desecha su aplicación en el caso particular:

-Estado de marginalidad. Resulta en los casos de personas apartadas o alejadas de la sociedad en tal grado que no puedan comprender o asimilar el cometimiento de un injusto. Sin embargo, esta situación es  lejana al caso concreto, toda vez que de las condiciones de vida de los procesados se puede deducir su participación en sociedad.

-Pobreza extrema. Es la incapacidad de cubrir necesidades esenciales para la dignidad de todo ser humano como pueden ser: salud, vivienda, alimentación y empleo. En el caso de los procesados, no puede argumentarse tal circunstancia, toda vez que ambos tenían ingresos procedentes de distintas actividades económicas.

-Estado de ignorancia. A pesar de la baja escolaridad argumentada por la defensa para aplicar el artículo 56 del Código Penal, el Tribunal consideró que ésta no constituía una causa que efectivamente impidiera a los acusados comprender la ilicitud de sus actos.

Finalmente, a pesar que la defensa en algún momento pretende desestimar el testimonio de la víctima por haber contactado ésta al señor Bonilla y a su hermana de forma voluntaria, el Tribunal no se pronuncia sobre el consentimiento y su alcance a la hora de valorar la responsabilidad de los autores de la conducta.

The Defense based its appeal before the Court on four main arguments. It is particularly interesting to dwell on two of them, in light of the analysis conducted by the second instance court, finally dismissing these arguments and confirming the first instance decision.

Appellant’s counsel argued that the principle of territoriality had been violated regarding defendant Vargas Bonilla. The appellants argued that the conduct on which the prosecution had based the legal charges had taken place in Hong Kong, which was also the defendant’s city of residence. Thus, according to the Defense, the acts committed fell outside Colombian jurisdiction. Furthermore, the Defense argued that none of the causes of Article 16 of the Criminal Code, which justify the assertion of extraterritorial jurisdiction, were applicable in this case.

In addition to this, the appellant argued that in the event that the Court decided to uphold the first instance conviction, it should reconsider the sentence imposed, as the first instance judge ignored the marginalized situation, lack of education, and state of necessity of the defendants, in accordance with art. 56 of the Penal Code.

The Court dismissed these arguments and justified its decision based  on doctrinal and jurisprudential clarifications which are outlined below:

1.On the subject of the territoriality principle, the Court clarified that the application of this principle is informed by several sub-principles. In keeping with one of these sub-principles, named “Subjective Territoriality Rule”, a State assumes jurisdiction over acts that begin in their territory, but are completed in the territory of another State. In this particular case, the recruitment of the victim began in Colombia, and her harbouring and subsequent exploitation took place in the territory of the People’s Republic of China. Therefore, this situation falls under the sub-principle of subjective territoriality.

2.With regard to the alternative request to reconsider the sentence imposed, taking into account art. 56 of the Colombian penal code,  this is the marginalized situation, extreme poverty or state of ignorance, the Court has clarified each of these concepts and dismissed their application in this particular case:

-Marginalized state. It is applicable in cases of persons who have been secluded or removed from society, to such extent that they are unable to comprehend or the commission of a crime. However, it is evident from the particular conditions and circumstances of the appellants’ lives, that they participated in, and were a part of, society.
- Extreme poverty. The inability to meet the most basic needs, essential to the dignity of any human being, such as: health, housing, food and employment. In the appellants’ case, such circumstance cannot be argued, as both appellants earned an income from different economic activities.
- State of ignorance. Despite the low educational level asserted by the appellants with the purpose of applying art. 56 of the Penal Code, the Court considered that the little schooling received by the defendants did not prevent them from understanding that their actions were unlawful.

Finally, in spite of the Defense’s attempt to dismiss the victim’s testomy, claiming that it was the victim herself who voluntarily contacted Mr. Bonilla and his sister, the Court remained silent regarding consent and the reach of a victim’s consent when it comes to assessing the criminal liability of the authors of a reprehensible conduct.

Ibid. defendant 1. 

Ibid. acusado 1.