Las tácticas de los grupos delictivos organizados han evolucionado para incluir el delito cibernético o utilizar la tecnología de la información y la comunicación para facilitar diversas formas de delincuencia organizada, o han desarrollado nuevas formas de organización al cometer nuevos delitos. Estos individuos llevan a cabo una variedad de actividades ilícitas, que pueden o no ocurrir exclusivamente en línea o ser facilitadas por las TIC. Los mercados oscuros y los sitios de criptomercados en los que ocurren los delitos cibernéticos organizados no solo ponen a disposición bienes y servicios ilícitos, sino que también permiten a los actores ilícitos interactuar entre sí, compartir conocimientos y recursos, desarrollar contactos, crear y mantener relaciones, reclutar personas para cometer actos ilícitos, lavar dinero, aprender a cometer delitos y delitos cibernéticos y evadir la detección por parte de las autoridades (Leukfeldt, Kleemans y Stol, 2017). En vista de ello, las TIC han reducido las barreras de entrada al comercio ilícito en línea, han proporcionado a los delincuentes acceso a la información y los recursos necesarios para cometer delitos y delitos cibernéticos a nivel transnacional (p. ej., recursos técnicos y humanos), y les han brindado la oportunidad de establecer redes, organizarse y trabajar juntos para cometer delitos y delitos cibernéticos, como los delitos cibernéticos organizados.