Esta sección contiene propuestas de ejercicios educativos para antes y durante la clase. Las tareas posteriores a la clase, para evaluar la comprensión de los estudiantes sobre el módulo, se encuentran en una sección aparte.
Los ejercicios en esta sección son más apropiados para clases de hasta 50 estudiantes, las cuales se pueden organizar en grupos pequeños. De esta forma, los estudiantes comentarán sobre casos o realizarán actividades antes de que los representantes de cada grupo den retroalimentación a toda la clase. A pesar de que es posible mantener grupos pequeños en clases más numerosas con cientos de estudiantes, la actividad se hace más desafiante y el docente tal vez desee adaptar las técnicas de facilitación para asegurar que los grupos tengan tiempo suficiente para conversar y para brindar retroalimentación a toda la clase. La manera más fácil de lidiar con los requisitos para una adecuada conversación en grupos pequeños en una clase numerosa es pedirles a los estudiantes que discutan los temas con los cuatro o cinco alumnos que se sienten cerca de ellos. Debido a las limitaciones de tiempo, no todos los grupos podrán brindar retroalimentación en cada ejercicio. Se recomienda que el docente escoja de manera aleatoria y trate de asegurarse de que todos los grupos tengan la oportunidad de brindar retroalimentación al menos una vez por sesión. Si el tiempo lo permite, el docente podría promover una discusión en sesión plenaria después de que cada grupo haya dado retroalimentación.
Todos los ejercicios en esta sección son apropiados tanto para estudiantes de pregrado como de posgrado. Sin embargo, como el conocimiento previo de los estudiantes y su exposición a estos temas varía ampliamente, las decisiones sobre la pertinencia de los ejercicios deben basarse en su contexto educativo y social.
Identifique un derecho que sea frecuentemente transgredido por los Estados dentro de sus respuestas de justicia penal (por ejemplo, mediante la detención arbitraria, la tortura o los malos tratos durante los interrogatorios policiales para obtener confesiones, la ausencia de garantías del debido proceso durante los procedimientos de los juicios penales). Busque en las bases de datos de jurisprudencia de los diferentes mecanismos regionales de aplicación de derechos humanos abarcados en el presente módulo para determinar la forma en que cada uno de ellos aborda las (presuntas) transgresiones de esos derechos. Compare y contraste sus enfoques para identificar similitudes y diferencias. En caso haya diferencias, ¿cuál sería la razón? ¿Son esas diferencias beneficiosas? De ser así, ¿para quién? Prepare una presentación breve de, por ejemplo, cinco minutos para compartir con su clase (puede ser para el inicio de la siguiente sesión.
Las bases de datos principales se muestran a continuación:
Distribuya a los estudiantes en grupos determinados por organización regional (es decir, a grupos de rompecabezas). Por ejemplo, para una clase de 15 a 20 estudiantes, divida la clase en tres grupos que representen a la Unión Africana, la Organización de los Estados Americanos y Europa (Consejo de Europa/Unión Europea), o la combinación de organizaciones regionales que mejor se adapte a sus logros de aprendizaje.
A continuación, asigne a cada uno de los estudiantes una de las siguientes preguntas (es decir, un segmento del rompecabezas, centrándose únicamente en su organización regional asignada):
P1. ¿Cuáles son las prioridades regionales en la lucha contra el terrorismo? (p.ej., la naturaleza de la amenaza, los grupos terroristas).
P2. ¿Cuáles son las tres fortalezas principales de los enfoques y mecanismos regionales de lucha contra el terrorismo existentes que facilitan la realización de los objetivos de la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo?
P3. ¿Cuáles son las tres debilidades principales de los enfoques y mecanismos regionales de lucha contra el terrorismo existentes que obstaculizan la realización de los objetivos de la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo?
El papel fundamental que desempeñan las organizaciones regionales en las iniciativas mundiales de lucha contra el terrorismo es una característica recurrente que respalda la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el terrorismo y que a menudo se menciona en los productos de las Naciones Unidas, como las resoluciones del Consejo de Seguridad. Sin embargo, este estudio de caso demuestra las dificultades a las que se enfrentan las organizaciones regionales cuando intentan cumplir con esta función, incluso en lo que respecta a asegurar los niveles de cooperación nacional, regional e internacional necesarios para que sus misiones sean eficaces.
En el 2006, Al-Shabaab, el grupo asociado a Al-Qaida, acusado de importantes violaciones de los derechos humanos, pasó de ser un movimiento marginal a convertirse en una fuerza dominante en Somalia. En respuesta a ello, el 20 de febrero del 2007 el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1744 (S/RES/1744 (2007)) por la que se autorizó a la Unión Africana a crear y desplegar una misión de mantenimiento de la paz con un mandato inicial de seis meses. Su principal objetivo era ayudar al Gobierno Federal de Somalia a estabilizar el país y fomentar el diálogo político y la reconciliación. Luego, se estableció la AMISOM, integrada por seis naciones contribuyentes que operan bajo la autoridad de la Unión Africana. En marzo del 2007, se trasladó a Mogadiscio con el apoyo inicial de Estados Unidos de América.
En enero del 2009, el Consejo de Seguridad aprobó la resolución 1863 (2009), por la que se estableció un conjunto de medidas de apoyo logístico que transfirió la mayoría de las tareas de apoyo logístico a la Oficina de las Naciones Unidas de Apoyo a la AMISOM (UNSOA). La capacidad de la tropa se incrementó en mayor medida y su mandato se renovó en febrero del 2012 en virtud de la resolución 2036 (2012).
Para 2013, la AMISOM y las fuerzas somalíes y regionales lograron expulsar a Al-Shabaab de las principales ciudades. A pesar de ello, el grupo terrorista siguió operando en ciudades y aldeas del campo donde logró reagruparse, planificar y seguir ejecutando ataques contra los civiles y el Gobierno. En noviembre del 2013, el Consejo de Seguridad aprobó la expansión de la AMISOM, ya que se encontraban desbordados. La expansión temporal tenía por finalidad dar al Gobierno de Somalia la oportunidad de restablecer la autoridad del Estado y reconstruir las fuerzas de seguridad para la eventual retirada de la AMISOM y que pueda tomar el relevo en la lucha contra Al-Shabaab. El Gobierno de Somalia aún no ha alcanzado la capacidad para asumir y cumplir esta función. Tras la expansión, se vieron mejoras en las condiciones de seguridad de varias misiones exitosas en Somalia en 2014. Sin embargo, los continuos ataques de Al-Shabaab pusieron de manifiesto las dificultades de coordinación entre la AMISOM y sus contingentes.
Actualmente, la AMISOM está desbordada y sus fuerzas luchan por mantener el control de Somalia Centromeridional. Además, carece de las unidades de aviación militar esenciales y de las fuerzas de reacción rápida que tienen otras fuerzas multinacionales. También hay problemas con la estructura de mando y la coordinación de respuesta entre los países que conforman la AMISOM. El Gobierno de Somalia ha indicado, además, que la AMISOM tiene dificultades para mantener y establecer su presencia en los territorios recuperados. A esto se suma la creciente desconfianza hacia las fuerzas de mantenimiento de la paz y los intereses de sus respectivas naciones en los asuntos somalíes.
En marzo del 2016, se estableció el Grupo de Trabajo de la Unión Africana y las Naciones Unidas, encargado de elaborar opciones para mejorar la eficacia de las operaciones de la AMISOM y asegurar su financiación. La reducción de financiación de la Unión Europea y la salida de casi 4000 soldados etíopes en 2016 ha reducido considerablemente la capacidad operacional de la AMISOM. Desde entonces, Al-Shabaab ha retomado sin problemas varios pueblos en la Somalia Centromeridional. En el 2017, la Unión Africana tomó la decisión de retirar completamente sus fuerzas de mantenimiento de la paz de Somalia para el 2020. Uno de los factores determinantes para ello es que en el 2016 se estimó que habían muerto entre 1000 y 2000 soldados de la AMISOM durante estas operaciones de mantenimiento de la paz.
La incapacidad del Gobierno somalí para formar el Ejército Nacional en la proporción necesaria para asumir un liderazgo efectivo contra Al-Shabaab puede dar lugar a que la retirada ponga en peligro el establecimiento de la autoridad del Estado en la lucha contra Al-Shabaab.