Al estudiar las descripciones y definiciones de delincuencia organizada en códigos penales y estudios de caso, surgen tres categorías primarias del comportamiento ilegal. Estas categorías reflejan los delitos individuales que son comúnmente asociados con las actividades de la delincuencia organizada (Albanese, 2015). Las tres categorías incluyen la provisión de servicios ilícitos y la provisión de bienes ilícitos (ambas tratadas con mayor detalle en el Módulo 3), y la infiltración en negocios o Gobiernos legítimos (el tema central del Módulo 4). Dentro de cada una de estas categorías, hay delitos más específicos.
La provisión de servicios ilícitos intenta satisfacer la demanda pública de, por ejemplo, trabajos sexuales o de otro tipo que no soy permitidos según la ley, así como procurar o facilitar la entrada o estadía ilegal de una persona en un país. Los delitos específicos en esta categoría incluyen la trata de personas, la cual abarca la explotación sexual y el tráfico ilícito de migrantes. En el Módulo 3 se encuentran más detalles acerca de la provisión de servicios ilícitos
Además de los servicios ilícitos, los grupos delictivos organizados también proveen productos específicos que un segmento del público desea, pero que no puede obtener legalmente. Muchas personas desean comprar productos ilegales o legales al menor precio posible, independientemente del lugar donde el vendedor obtuvo dichos productos o inconscientes de que los productos podrían no ser seguros. Debido a esta demanda, surgen grupos delictivos organizados que producen, compran y venden mercancía robada, falsificada o adulterada, es decir, arte robado y otros bienes culturales, productos médicos falsificados, armas de fuego de fabricación ilegal o contrabandeadas, productos ilícitos de vida silvestre y alimentos falsificados. La propiedad robada, falsificada o adulterada puede también consistir de automóviles, joyería, equipos de sonido, teléfonos celulares, software o cualquier otro producto por el cual existe una alta demanda de consumo. En el Módulo 3 se encuentran más detalles específicos acerca de la provisión de bienes ilícitos.
La tercera categoría de las actividades delictivas es la infiltración en negocios o Gobiernos legítimos. Un ejemplo es la intimidación en el lugar de trabajo, la cual implica el uso de poder o amenazas con la finalidad de obtener dinero para garantizar los empleos o paz en las obras de construcción. Estos delitos a menudo implican amenazas a los empleadores o empleados de que, en el caso de que no se pague dinero, no habrá trabajo para los empleados o que habrá violencia, huelgas o vandalismo en las empresas del empleador. Existe una clara conexión entre la corrupción y la infiltración en negocios o Gobiernos porque los funcionarios públicos suelen recibir sobornos o se corrompen voluntariamente en estos casos, o son obligados mediante intimidaciones o amenazas. En el Módulo 4 se encuentran más detalles específicos acerca de estos delitos que subyacen la infiltración en negocios y Gobiernos.
La provisión de bienes y servicios ilícitos se puede distinguir de la infiltración en negocios legítimos por su naturaleza consensuada y en la falta de violencia inherente, aunque existen algunas excepciones claras, como la trata de personas. Los grupos delictivos organizados que ofrecen drogas, objetos robados o mercadería adulterada dependen de la demanda existente entre el público para generar dinero. Debido a que también dependen mucho de la rentabilidad del negocio, necesitan que las transacciones ilícitas vayan bien para poder asegurar futuras ventas e intercambios ilícitos.
Cuando se proporcionan servicios y bienes ilegales, es muy común que los miembros del público que están interesados en estos productos y servicios busquen oportunidades ilícitas. Estos intercambios usualmente no son violentos; sin embargo, la violencia y las amenazas ocurren cuando una de las partes de la transacción se siente engañada o estafada. La violencia también ocurre cuando un grupo delictivo organizado intenta monopolizar un mercado ilícito amenazando a sus competidores delincuenciales.
La delincuencia organizada también genera muchos daños y muchos de estos no son a menudo visibles. El tráfico y provisión de bienes y servicios ilícitos generan un daño económico a la economía legitima ya que soportan una economía clandestina, libre de impuestos e ilícita. También existen daños a la salud y a las víctimas de estos delitos. Los daños que resultan de la infiltración de negocios o Gobiernos legítimos se asocian con la corrupción y la extorsión. Estos delitos a menudo implican intimidación, amenazas o violencia, causando un daño económico, además de dañar la legitimidad de las instituciones públicas y darles mal uso a los fondos públicos con fines delictivos.
Los grupos delictivos organizados se organizan de diferentes maneras. Algunos grupos delictivos organizados son jerárquicos con algún tipo de estructura y liderazgo dentro del grupo, como se ha encontrado en algunos grupos de la mafia. Algunos grupos delictivos organizados están ligados ética y culturalmente, pero pueden carecer de una estructura jerárquica clara. Muchos grupos se asemejan más a las redes organizadas por las habilidades necesarias o el acceso a oportunidades económicas en los mercados ilícitos, en lugar de depender de relaciones preexistentes. Desde luego, existen variaciones y superposiciones en la forma en que diferentes grupos delictivos organizados se organizan dentro de las sociedades y a través de las fronteras.
Los grupos delictivos organizados difieren en su relación con territorios o jurisdicciones específicos. Algunos grupos se enfocan en territorios locales e intentan mantener el control monopolístico de las actividades ilegales en la zona, imponiendo su control mediante la extorsión o la corrupción. Los grupos territoriales incluyen algunos grupos tradicionales de la mafia, pandillas callejeras y grupos de piratas marinos. Otros grupos delictivos organizados no son territoriales y sus actividades cruzan regularmente las fronteras jurisdiccionales y nacionales. Los grupos delictivos organizados que se involucran en delitos cibernéticos, delitos ambientales y el tráfico de armas de fuego generalmente tienen una naturaleza no territorial, lo que genera diferentes problemas para la aplicación de la ley a través de los límites jurisdiccionales (Barker, 2014; De Ruyver, Vermeulen, Vander Beken, 2002; van Dijk, 2008; Viano, 2017). El tráfico ilícito de migrantes es, por definición, transnacional. En el Módulo 7 se presentan detalles más específicos sobre la naturaleza de los diferentes tipos de grupos delictivos organizados.
Algunas tipologías de la delincuencia organizada tratan de realizar una clasificación observando quién está involucrado en la actividad en lugar de observar la actividad misma. Las tipologías de la delincuencia organizada se enfocan más a menudo en la etnia y la naturaleza de la estructura del grupo delictivo organizado.
La etnia, es decir, la ascendencia o cultura de un grupo particular de personas, es quizás la más común de todas las categorizaciones de la delincuencia organizada, pero no es un buen descriptor. Esto se debe a que los casos delictivos y los estudios muestran que las actividades de la delincuencia organizada son a menudo realizadas por grupos interétnicos y las oportunidades delictivas disponibles hacen que los grupos surjan de muchos diferentes contextos. Como halló la Evaluación de la amenaza de la delincuencia organizada de Europol, «los grupos delictivos organizados son tan variados como los mercados a los que sirven y las actividades en las que participan» (Europol, 2017). Por lo tanto, los mercados y actividades delictivas permiten comprender mejor la delincuencia organizada que el origen étnico o nacional (UNODC,2010).
Tanto históricamente como en la sociedad contemporánea, existen muchos ejemplos de delincuencia organizada interétnica e internacional (Block Alan, 1979; Blom y Jennissen, 2014; Bovenkerk y Siegel 2003; Siegel y Bovenkerk, 2000). Europol encontró que delincuentes de más de 180 nacionalidades estaban implicados en delincuencia grave y organizada en la UE y la mayoría de grupos delictivos organizados que operan internacionalmente tienen miembros de más de una nacionalidad (Europol, 2007). Los aspectos biográficos, como la etnia o cultura, pueden ayudar a describir a una persona o grupo determinado, pero ayudan poco a explicar el comportamiento de esa persona o grupo, lo cual requiere del análisis de los mercados y actividades delictivas.
Las actividades ilícitas que el público desea, combinadas con la disponibilidad local u otros factores de oportunidad, parecen dictaminar cómo y qué tipo de grupo delictivo surgirá para aprovechar la oportunidad. Aunque es menos común, a veces un grupo tratará de crear una oportunidad delictiva mediante la intimidación o extorsión.
Se han realizado muchos estudios de grupos delictivos y muchos han encontrado que los grupos tienen una organización débil debido al interés propio de cada participante. También se ha encontrado que los grupos delictivos organizados con estructuras sólidas son menos comunes (Adler, 1985; Antonopoulos, 2009; Ianni, y Reuss-Ianni, 1973; Soudijn y Kleemans, 2009). Un miembro de la mafia que se volvió un informante, Joseph Valachi, testificó durante la década de 1960 sobre su experiencia con la delincuencia organizada italoamericana. Valachi declaró que la función de la «familia» o grupo era la protección mutua; de lo contrario, «todos operan por sí mismos» (Subcomité Permanente de Investigaciones del Comité de Asuntos Gubernamentales del Senado de los Estados Unidos, 1963). Por lo tanto, se debe prestar atención a cómo funcionan los mercados delictivos y las oportunidades para formar tipos particulares de grupos delictivos organizados.
La delincuencia organizada se ha visto históricamente como un comportamiento masculino con mujeres implicadas solo para fines de explotación o como simpatizantes silenciosas de las actividades cuestionables de sus parejas. En años más recientes, se ha dado mayor atención al rol de las mujeres en las actividades de la delincuencia organizada. Se ha descubierto que las mujeres son líderes en grupos delictivos organizados, incluidas las organizadoras de actividades delictivas organizadas y socias iguales en el delito. También se ha encontrado que asumen funciones de asistencia o apoyo, subordinadas a delincuentes varones como sistemas de apoyo estables y, a menudo, centrales. Tales tareas incluyen el hacerse cargo de las finanzas del grupo delictivo organizado. En los casos de trata de personas, se ha descubierto que las mujeres actúan como intermediarias entre los perpetradores y las victimas, a menudo mediante una «promoción» de víctima a supervisora. (Arsovska y Allum, 2014; Global Initiative Secretariat, 2017; Pizzini-Gambetta, 2014; UNODC, 2016).
Otros análisis han encontrado pruebas considerables de que las mujeres tenían conocimiento y estaban conscientes de las afiliaciones delictivas de sus contrapartes masculinas y, en algunos, casos fueron participantes activas en mantener y ocultar la actividad delictiva. (Bonanno y Donofrio, 1991; Calder, 1995; O’Brien y Kurins, 1991; San, 2011). Es probable que investigaciones adicionales produzcan más pruebas de la participación de las mujeres en la delincuencia organizada.
Mujeres jóvenes y delincuencia organizada
«Niñas y mujeres jóvenes son arrastradas a las pandillas a través de su vida y de su exposición en zonas donde las pandillas ofrecen las principales formas de organización social para los jóvenes... El resultado es una letanía de vidas perdidas y el refuerzo del “ciclo de pandillaje y violencia” ya que los niños y niñas pequeños que engendran son vulnerables a verse atraídos a una vida de pandillaje»