El tráfico ilícito y el uso indebido de las armas de fuego tienen consecuencias de largo alcance tanto en la seguridad como en el desarrollo. El Módulo 10 sobre El Impacto de las Armas de Fuego en la Sociedad y el Desarrollo está dedicado por completo a este tema.
Una de las consecuencias más evidentes y tangibles del uso indebido de las armas de fuego es la cantidad de lesiones y muertes relacionadas con las armas, pero su impacto va mucho más allá. La violencia armada es el término ampliamente utilizado en este contexto y se refiere de manera general «al uso o la amenaza de uso de armas para causar lesiones, muerte o daño psicosocial» [cita traducida] (OCDE, 2011). La violencia armada no se limita al uso de armas de fuego, sino de cualquier tipo de arma. Surgió en los 90, en el contexto de los esfuerzos internacionales para reducir el sufrimiento humano causado por el uso de armas. Este ha sido, por ejemplo, el tema principal de la Geneva Declaración de Ginebra sobre la violencia armada y el desarrollo, una iniciativa diplomática lanzada en el 2006 y respaldada desde entonces por cientos de países, cuyo objetivo era abordar las interrelaciones entre la violencia armada y el desarrollo (Declaración de Ginebra, 2006).
Cuando surgió el tema de la violencia armada, en el mejor de los casos, los datos disponibles eran ad-hoc y, generalmente, poco exactos y erróneos. Hoy en día, además de la Secretaría de la Declaración de Ginebra, organizaciones internacionales y regionales, que incluyen al Statistics portal de Estadística y Datos de la UNODC y la Organización Mundial de la Salud (OMS), regularmente reúnen datos sobre homicidios y muertes violentas, lo que contribuye al entendimiento internacional de las tendencias y patrones de la violencia armada.
El enfoque estándar para medir el impacto de la violencia armada es mediante su representante más común, las muertes violentas, que se divide entre muertes causadas por conflictos, muertes no causadas por conflictos y suicidios o muertes autoinflingidas. Por ejemplo, la violencia en Siria y Yemen generó un incremento en las muertes causadas por conflictos. Por otro lado, las muertes no causadas por conflictos incluirían el homicidio en todas sus formas, tanto intencional como no intencional. El estudio del 2013 de la UNODC, el Estudio mundial sobre el homicidio 2013 (Dawson-Faber, 2014) empleó la siguiente tipología.
VIOLENT DEATHS |
MUERTES VIOLENTAS |
Killings in war/conflicts |
Asesinatos relacionados con la guerra y el conflicto |
Non-conflict deaths |
Muertes no causadas por conflictos |
Self-inflicted deaths (suicides) |
Muertes autoprovocadas (suicidios) |
Killings during civil unrest |
Asesinatos durante disturbios |
Intentional homicide |
Homicidio intencional |
Killings in self-defence |
Asesinatos por legítima defensa |
Killings in legal interventions |
Asesinatos por intervenciones legales |
Non-intentional homicide |
Homicidio no intencional |
Negligent |
Negligente |
Non-negligent |
No negligente |
Related to other criminal activities |
Vinculado a otras actividades delictivas |
Interpersonal |
Interpersonal |
Socio-political |
Sociopolítico |
La Secretaría de la Declaración de Ginebra siguió un enfoque diferente en su segunda edición de la Carga Global de la Violencia Armada (Secretaría de la Declaración de Ginebra, 2011), que se alejó de la distinción clásica y propuso un enfoque unificado para registrar e informar sobre la violencia armada, lo que diversificó la clásica distinción entre la violencia causada y la no causada por conflictos y toma en cuenta varias interrelaciones entre los diferentes niveles de violencia letal y la forma en que se registran. Este enfoque sigue siendo la base que usa la Secretaría de la Declaración de Ginebra para medir la violencia también en sus subsiguientes ediciones.
La suposición subyacente de este enfoque «unificado» es que es prácticamente imposible clasificar la violencia contemporánea en categorías que se excluyan entre sí, debido a las líneas borrosas entre la violencia política, interpersonal, criminal y organizada. Las muertes se pueden registrar en distintas categorías, o en ninguna, de acuerdo con el contexto nacional (McEvoy y Hideg, 2017).
DIRECT CONFLICT DEATHS |
MUERTES CAUSADAS POR CONFLICTOS |
NON-CONFLICT DEATHS |
MUERTES NO CAUSADAS POR CONFLICTOS |
Battle-related deaths |
Muertes resultantes de batallas |
Civilian deaths |
Muertes de civiles |
Victims of terrorism |
Víctimas del terrorismo |
Victims of extrajudicial killings |
Víctimas de asesinatos extrajudiciales |
INTENTIONAL HOMICIDES |
HOMICIDIOS INTENCIONALES |
UNINTENTIONAL HOMICIDES |
HOMICIDIOS NO INTENCIONALES |
Victims of legal interventions |
Víctimas de intervenciones legales |
Direct conflict deaths: |
Muertes causadas por conflictos: |
Deaths as a result of armed conflicts, political violence, and terrorism (70,000) |
Muertes como resultado de conflictos armados, violencia política y terrorismo (70.000) |
Unintentional homicides: |
Homicidios no intencionales: |
Deaths as a result of “accidental” killings (42,000) |
Muertes como resultado de asesinatos «accidentales» (42,000) |
Intentional homicides: |
Homicidios intencionales: |
Deaths as a result of interpersonal violence, gang violence and economically motivated crimes (377,000) |
Muertes como resultado de violencia interpersonal, violencia delictiva y económica (377.000) |
Victims of legal intervention: |
Víctimas de intervención legal: |
Deaths of civilians by law enforcement and state security forces during legal interventions (19,000) |
Muertes de civiles por parte de fuerzas del orden y seguridad estatales durante intervenciones legales (19.000) |
NOTE: |
NOTA: |
The figure is not intended to reflect proportions. |
El propósito de la figura no es mostrar los porcentajes. |
SOURCE: |
FUENTE: |
Geneva Declaration Secretariat (2014) |
Secretaría de la Declaración de Ginebra (2014) |
No importa cuán representados o tomados en cuenta, un hallazgo común de las investigaciones predominantes sobre la violencia armada destaca el hecho de que la gran mayoría de los asesinatos en el mundo ocurren fuera de los escenarios del conflicto armado.
En su edición del 2015, la Declaración de Ginebra reveló que el 74 % de los homicidios intencionales registrados eran atribuibles a la violencia interpersonal, de pandillas y crímenes por razones económicas (377 000), a diferencia de las muertes directas causadas por conflictos (70 000), que representan el 14 %. Este último incremento, en comparación con años anteriores, se debió en gran medida al conflicto armado en Libia y Siria para el periodo de 2007-12, mientras que la tasa mundial promedio de muertes violentas fue de 7,4 personas asesinadas por cada 100 000 habitantes. (GBV, 2015).
LEGEND: |
LEYENDA: |
Direct conflict deaths (70,000; 14%) |
Muertes causadas por conflictos (70 000; 14 %) |
Intentional homicide (377,000; 74%) |
Homicidios intencionales (377 000; 74 %) |
Unintentional homicide (42,000; 8%) |
Homicidios no intencionales (42 000; 8 %) |
Legal intervention killings (19,000; 4%) |
Asesinatos por intervenciones legales (19 000; 4 %) |
De acuerdo con el presente estudio, las armas de fuego representan un elemento constante, responsable de la gran mayoría de las muertes violentas, con diferencias importantes entre las regiones del mundo (se usó a las armas de fuego en el 46.3 % de todos los homicidios, y se estima que en el 32.3 % de las muertes directas causadas por conflictos, es decir, se las usó en un promedio total del 44.1 % de todas las muertes violentas, o en un promedio anual de casi 197 000 muertes durante el periodo 2007-12) (GBV, 2015). También surgieron hallazgos similares en el Estudio mundial sobre el homicidio de la UNODC (consulte abajo).
Las armas de fuego están presentes en cualquier tipo de conflicto armado, independientemente de su ubicación geográfica. Ya en 1997 se documentó el uso de las armas de fuego o APAL en conflictos, en el informe del Grupo de Expertos Gubernamentales sobre armas pequeñas de las Naciones Unidas, en el que también se propuso la primera definición de APAL (consulte la parte de definiciones de este módulo). Un simple vistazo a las armas que se usan en los conflictos actuales revela el mismo hallazgo. Un informe del 2015 sobre las armas usadas por el Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) ilustra la variabilidad técnica y geográfica de las armas de fuego usadas en los conflictos. (Sputnik News, 2015).
La presencia de las armas de fuego, en especial de las armas de grado militar (para mayor explicación, consulte el Módulo 2) en una zona de conflicto tiene un impacto importante en él: Primero, conlleva un incremento de la letalidad, destructividad y costos totales del conflicto. Muchos conflictos eran locales y utilizaban armas básicas como los fusiles de un solo tiro. Sin embargo, a medida que se enviaban armas más sofisticadas y poderosas a los conflictos, hubo varias consecuencias: incrementó la cantidad de bajas, los programas de desarrollo fueron afectados y una vez que las partes del conflicto estuvieron mejor armadas, era menos probable que negociaran un alto el fuego, ya que les incentivaba tener más armas letales bajo su control.
Segundo, generalmente también hay un aumento de los actos delictivos en la zona del conflicto. Los robos a mano armada, la violencia doméstica, los secuestros y raptos, el terrorismo, la esclavitud, la trata de personas, el tráfico de bienes, la caza furtiva de especies en peligro, el hurto de ganado, todas estas situaciones tienden a incrementar conforme más armas de fuego se encuentran disponibles en las zonas de conflicto. Una vez que proliferan, es mucho más difícil tener las armas de fuego bajo control, aun cuando se negocia la paz, los actos delictivos continúan incluso después de que el conflicto ha cesado (Laurance y Meek, 1996).
Sin duda, no es solo la disponibilidad de las armas lo que crea estos efectos. Las causas fundamentales del sufrimiento humano observado en estos conflictos son más complejas, pero el papel de las armas de fuego no debería ser ignorado. En su informe de setiembre de 1997, el Grupo de Expertos Gubernamentales sobre armas pequeñas de las Naciones Unidas afirmó que:
«por sí mismas, las acumulaciones de armas pequeñas y ligeras no causan los conflictos en los que son utilizadas [...]. Las causas subyacentes de los conflictos tienen como origen la confluencia de complejos factores políticos, comerciales, socioeconómicos, étnicos, culturales e ideológicos. Esos conflictos no se resuelven definitivamente hasta que no se abordan sus causas fundamentales» (ONU, 1997).
El resto del informe del Grupo de Expertos Gubernamentales sobre armas pequeñas de las Naciones Unidas, una multitud de otros lugares y la comunidad internacional se centran en los instrumentos reales de la violencia, aquellos que les dan significado a los adjetivos letal y en masa, usados para definir el conflicto.
Aunque existe un debate considerable sobre el papel causal que tienen las armas de fuego en la explicación de la violencia armada, no hay duda de que el acceso y la disponibilidad de las armas de fuego en manos de grupos delictivos o terroristas, de pandillas locales o de grupos con motivación política es un factor determinante en la intensificación de la violencia. Muchos argumentan que la cultura y el contexto locales son los que determinan el daño causado por las armas de fuego. Peter Squires (2014) lo dice de otra manera:
«Los investigadores en materia de armas, los que trabajan en el desarrollo de ONG y los evaluadores de proyectos de distintos países en continentes diferentes, a menudo señalan la importancia de las culturas, historias, recursos, circunstancias, políticas, facciones y controversias locales que diferencian a un complejo conflicto crónico e hiperviolento de otro... cualquiera que sea el motivo, en cualquier región, de la pobreza, fracaso del Estado, corrupción o peligro en que se encuentre su gobernanza, es casi seguro que la llegada y la dispersión de decenas de miles de fusiles de asalto pisotee todas las particularidades locales y cambie las cosas... El punto clave es que, lo que sea que haya sido único y diferente en una región antes de su adaptación a fines militares, es probable que ahora tenga menor importancia que el hecho de que la zona esté inundada, por ejemplo, de fusiles AK-47» [cita traducida] (Squires, 2014)
La diferencia entre la violencia causada y no causada por conflictos es característica de la perspectiva del desarrollo, tal como se refleja en gran parte de las investigaciones principales en este campo. Sin embargo, desde la perspectiva de la prevención del delito y la justicia penal, la mayoría de las formas de violencia armada generadas en situaciones no causadas por conflictos se refiere, efectivamente, a actos delictivos.
Los indicadores más utilizados para seguir las tendencias de la violencia relacionada con los delitos es la tasa de homicidios, medida en función al número de homicidios por 100 000, y al número de personas asesinadas con un arma de fuego. Este es un indicador estándar utilizado tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados.
Reducir el número de los homicidios también es una de las variables de resultados medibles más comunes en muchos de los programas o políticas de reducción de la violencia armada tanto en organizaciones internacionales como en organismos públicos que tienen el objetivo de reducir los niveles de violencia. La razón de ello es evidente —y ese es el aspecto moral del asesinato— el homicidio es visto en la mayoría de las sociedades como el delito más grave que puede afectar a una sociedad. No obstante, el recuento de seres humanos que mueren también tiene implicancias más amplias: El número de muertes por armas de fuego, de ir en aumento, indicaría un miedo mayor en las regiones donde ocurren. También podría indicar más asesinatos por venganza, un incremento en la violencia doméstica y una disminución de la voluntad de los ciudadanos comunes de participar en programas diseñados para reducir los asesinatos. Más adelante en este módulo, se tratarán algunos de estos aspectos. Sin embargo, el primer mensaje clave del presente módulo es que las muertes violentas, en especial los homicidios intencionales con armas de fuego, son un indicador indirecto válido de otros efectos negativos que son bastante difíciles de cuantificar, por ejemplo, la seguridad local y regional, las consecuencias sociales y el impacto local en las políticas o en la economía
En su Estudio mundial sobre el homicidio de 2013, la la UNODC desagregó los datos sobre homicidio por región y por el tipo de instrumento utilizado (arma de fuego, cuchillo, otros). De forma similar a otros hallazgos de las investigaciones citados anteriormente, el estudio de la ONU reveló que, a nivel mundial, el 41 % de los homicidios se cometieron con armas de fuego. El desagregado regional indicó que los niveles más altos de muertes por armas de fuego ocurrían en la región americana (66 %), los niveles más bajos estaban en Oceanía (11 %) y Europa (13 %).
Africa (54 countries) |
África (54 países) |
Americas (36 countries) |
América (36 países) |
Asia (50 countries) |
Asia (50 países) |
Europe (42 countries) |
Europa (42 países) |
Oceania (10 countries) |
Oceanía (10 países) |
Global (192 countries) |
Mundial (192 países) |
Firearms |
Armas de fuego |
Sharp objects |
Armas punzocortantes |
Others |
Otras |
Como señalaron McEvoy y Hideg, las armas de fuego cumplen un papel importante cuando se cometen los homicidios: «A nivel mundial, se utilizaron armas de fuego en el 44 % de todos los homicidios en el 2016. En 2004, se las utilizó en aproximadamente el 40 % de todos los homicidios. La información disponible sugiere que la mortalidad mundial por armas de fuego aumentó de 171 000 en el 2004 a 210 000 en el 2016» (McEvoy y Hideg, 2017).
Este incremento va acorde con las tendencias más amplias que incluyen el total de las tasas de homicidio, que aumentó de 5,11 a 5,15 por cada 100 000 habitantes en 2015-16. Al revisar en dónde es que ocurren estos acontecimientos, los autores sugieren que las muertes relacionadas con las armas de fuego con frecuencia suceden en zonas de conflicto, donde el 41 % de las muertes por armas de fuego ocurre en ellas. Sin embargo, cuando uno considera a todas las muertes por armas de fuego ocurridas en el mundo, la clara mayoría de estas no son muertes causadas por conflictos; más del 80 % son homicidios intencionales no relacionados con conflictos. Las muertes causadas por conflictos representan un 15 % adicional y los homicidios no intencionales debidos a una intervención legal, otro 4 %. Así, incluso en las zonas de conflicto, muchas muertes relacionadas con armas de fuego no están directamente relacionadas con los conflictos.
Los costos directos asociados con las muertes y las lesiones son diversos. A un nivel macro, hay costos financieros para el Estado, como los costos de salud y sociales, los costos para la justicia penal y los sistemas penitenciarios y el impacto económico de la pérdida de productividad. Además, la percepción de que un país o región es inseguro por la violencia armada también tiene un impacto importante en las inversiones, el turismo y otros sectores empresariales.
Se estimó que, en Tailandia, el impacto negativo de la violencia e inseguridad en el turismo y los viajes fue de USD 2 700 millones en pérdidas durante los primeros seis meses del 2014, y que en Egipto fue de USD 2,500 millones desde el 2011 hasta el 2013 (Declaración de Ginebra, 2015). Entre los ejemplos concretos se incluye el atentado terrorista en las playas de Túnez en el 2015, en que se empleó un arma de fuego para asesinar a 38 turistas. La disminución del turismo afectó de manera significativa las finanzas del país después del atentado, debido al porcentaje importante de la contribución de este sector al PIB del país. Por lo tanto, hubo una reducción en el crecimiento económico del país del 3 % al 0.5 % en ese año (Telegraph, 2015). Los costos que siguieron a los atentados en París en el 2015 en los que 130 personas perdieron la vida, en su mayoría por armas de fuego, se midieron no solo en términos del impacto en el sector del turismo, sino también en términos de la inversión creciente en seguridad, así como en los costos de salud y sociales (BBC, 2015).
A un nivel meso, hay costos para las comunidades —tanto en términos de los costos financieros, como del impacto en los sentimientos de seguridad— y para otras organizaciones como las compañías de seguros. En el caso de los atentados terroristas señalados anteriormente, también hubo costos para las empresas locales como los restaurantes y hoteles. Muchas empresas tuvieron que cerrar debido a la pérdida de ingresos que siguieron a estos acontecimientos.
Tomado de la Fineline Foundation, la siguiente cita resume los costos de los delitos violentos en los Estados Unidos, que estima que los costos financieros generales son de USD 194 000 millones:
"Los delitos generan costos considerables para la sociedad a nivel individual, comunitario y nacional. En los Estados Unidos, se cometieron más de 23 millones de delitos en el 2007, lo que ocasionó aproximadamente USD 15 000 millones en pérdidas económicas para las víctimas y USD 179 000 millones en gastos del Gobierno en custodia policial, actividades judiciales y jurídicas e instituciones penitenciarias. Por lo tanto, los programas que directa o indirectamente previenen el delito pueden generar beneficios económicos considerables al reducir los gastos relacionados en los que incurren las víctimas, las comunidades y el sistema de justicia penal" [cita traducida] (Fineline Foundation, s.f.)
Por último, en el nivel micro, hay impactos que son resultado de las tragedias personales detrás de cada estadística: desde las consecuencias emocionales y económicas de las familias afectadas hasta las consecuencias psicosociales para aquellos que quedaron con lesiones que les cambiaron la vida. Un ejemplo de ello es el impacto que los delitos violentos tienen en los niños testigos. La Liga de Bienestar Infantil de los Estados Unidos manifiesta lo siguiente: «Los niños y los jóvenes expuestos a la violencia experimentan un estrés significativo, y a menudo se les dificulta identificar y regular sus emociones, como resultado del impacto en su desarrollo debido a su exposición frecuente al trauma. Con frecuencia, sus emociones se internalizan y luego pueden manifestarse en agresión y violencia» [cita traducida] (Collins y Swoveland, 2014). Así, el impacto de la violencia potencialmente puede continuar a lo largo de la vida de una persona y afectar a las generaciones posteriores, lo que contribuye a una violencia futura. Por lo tanto, es fundamental un enfoque a largo plazo para afrontar estas cuestiones.
En el 2011, el Informe sobre el desarrollo mundial del Banco Mundial titulado 'Conflicto, seguridad y desarrollo' abordó los costos humanos de la violencia, en la mayoría de los casos, por la proliferación generalizada de armas o por la adaptación a fines militares de las sociedades en situación de conflicto o que se recuperan de uno. Los autores señalan que: «la violencia pone en riesgo la seguridad y la dignidad humana y, por esta razón, la ausencia de violencia y miedo es un derecho humano básico» [cita traducida] (Banco Mundial, 2011). Para proporcionar pruebas empíricas de los costos humanos, el estudio realizó una encuesta entre la población en siete zonas de conflicto: la República Democrática del Congo, Costa de Marfil, Malí, Sierra Leona, Gaza, la Ribera Occidental y Colombia.
% “yes” responses |
% de respuestas de «sí» |
Displacement |
Desplazamiento |
Imprisonment |
Encarcelamiento |
Torture |
Tortura |
Humiliation |
Humillación |
Loss of contact |
Pérdida de contacto |
Homes looted |
Hogares saqueados |
Death |
Muerte |
Congo, Dem. Rep. |
República Democrática del Congo |
Côte d'ivoire |
Costa de Marfil |
Mali |
Malí |
Sierra Leone |
Sierra Leona |
Gaza |
Gaza |
West Bank |
Banco Mundial |
Colombia |
Colombia |
Source: Beds, Tiltnes, and Flate 2010. |
Fuente: Beds, Tiltnes y Flate 2010. |
Esto resalta las consecuencias de la violencia e inseguridad en términos de dolor y sufrimiento o el impacto negativo en el comportamiento de las personas y en las actividades económicas. En situaciones de conflicto, la destrucción del capital físico e infraestructura —caminos, edificios, clínicas, escuelas— y la pérdida de capital humano —a través del desplazamiento y la migración— representa graves costos para el desarrollo. Incluso en situaciones que no son causadas por conflictos, en donde la violencia interpersonal o delictiva no genera destrucción física generalizada, es importante no subestimar la amenaza a la capacidad del Estado, al entorno empresarial y al desarrollo social, que se puede producir por los altos niveles crónicos de violencia y delincuencia organizada, y por la corrupción que a veces le sigue (Geneva Declaración de Ginebra, 2015).