Además de las categorías de armas de fuego ya enumeradas, esta categoría abarca varios tipos de armas de fuego que, si bien por sus características podrían incluirse en alguna de las anteriores, merecen su propia clasificación.
Las armas de fuego de esta última categoría genérica pueden tomar prestadas características de una categoría comúnmente aceptada, pero su modalidad de producción y/o modificación hace muy difícil su identificación y rastreo. Las armas de esta categoría también representan un desafío legal, ya sea porque no están contempladas en la legislación, especialmente en lo que se refiere a las nuevas tecnologías, o porque su transferencia y posesión está al margen de la ley o aprovecha los vacíos legales existentes.
Una esfera de preocupación destacada tanto por Small Arms Survey (2018) como por el Estudio sobre las Armas de Fuego (2015) de la UNODC es la de las «armas artesanales». Esencialmente, se trata de las armas y municiones que se fabrican a mano en cantidades relativamente pequeñas. De naturaleza artesanal, pueden ir desde pistolas y escopetas hasta los más avanzados fusiles de asalto, e incluyen también armas de diseño muy costoso utilizadas, por ejemplo, en el tiro deportivo o la caza.
A diferencia de la producción artesanal, también existen las llamadas genéricamente armas rudimentarias. Estas armas suelen ser de fabricación casera y es más probable que se encuentren en contextos delictivos. Las armas rudimentarias son armas fabricadas por piezas o componentes que no fueron originalmente diseñadas para ser piezas de un arma de fuego o hechas con partes de otras armas de fuego.
Se pueden encontrar armeros y producción artesanal en todas las regiones. Por ejemplo, Small Arms Survey puso de relieve algunas investigaciones anteriores. «La industria artesanal de armas de fuego está especialmente extendida y desarrollada en Ghana, con algunos armeros que, según se informa, son capaces de producir rifles de asalto» (Small Arms Survey, 2018). Existen varios enfoques estatales con respecto a la producción artesanal. Mientras que Ghana está haciendo esfuerzos para prohibir estas actividades artesanales, en Burkina Faso, el Estado trata de regularlas y registrarlas.
El distrito de Peshawar en Pakistán (uno de los 22 distritos de la Provincia de la Frontera Noroccidental) alberga, según se informa, unos 200 talleres que producen una amplia gama de armas pequeñas baratas, incluyendo revólveres y escopetas' (Small Arms Survey, 2018).
En junio de 2018, Small Arms Survey publicó un documento en el que se exploraba en detalle el mercado mayorista de la producción artesanal dentro de Nigeria, destacando las limitaciones tecnológicas inherentes a la legislación sobre armas de fuego en el país.
El sitio de producción artesanal más famoso se encuentra en la ciudad de Darra en Pakistán, como se presenta en el video The Gun Market of Pakistan.
Un área de preocupación para los responsables de las políticas y los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley es la impresión en 3D de armas de fuego. Las armas de fuego se fabrican construyendo capa sobre capa de plástico, creando varios objetos complejos y sólidos.
El Liberator, arma de disparo único, es un ejemplo del uso de esta tecnología.
Se han intensificado los debates políticos, a nivel nacional e internacional, en torno al uso de tecnología como las armas impresas en 3D, su posible impacto en la seguridad y las respuestas jurídicas.
En 2016, Armament Research Services exploró tanto la viabilidad como las capacidades de las armas de fuego impresas en 3D.
En un informe sobre armas impresas en 3D publicado por All3DP en 2018, la principal revista sobre impresión en 3D del mundo, se llega a la conclusión de que la amenaza de este tipo de armas sigue siendo bastante limitada. Pero tienen algunas cualidades que las harán más atractivas para los delincuentes. El material de estas armas es difícil de detectar por los detectores y escáneres actuales. Estas armas de fuego son fáciles de destruir después de un delito, lo que hace casi imposible la recuperación del arma homicida. También son irrastreables. Al reunir todas estas características, las armas impresas en 3D cumplen todas las condiciones para convertirse en las armas perfectas para los delitos de alto perfil, una vez que la tecnología avance lo suficiente para hacerlas más seguras y mejoradas.
El desarrollo tecnológico y la disponibilidad de máquinas CNC e impresoras 3D baratas pero eficaces harán que la producción de armas de fuego en 3D sea mucho más sencilla y difícil de regular. Las impresoras 3D son cada vez más comunes, y se emplean para en multitud de campos. No son por sí mismas un objeto que requiera ser controlado, sobre todo porque el verdadero problema no es tanto la impresora como el hecho de que se pueda acceder fácil y abiertamente al plano de las armas de fuego a través de Internet.
En lo que respecta al régimen jurídico de estas armas, parece existir un vacío tanto en la legislación nacional como en la internacional, ya que, de hecho, ningún instrumento jurídico internacional se refiere explícitamente a ellas. A falta de una disposición más específica, la definición de fabricación ilícita que figura en el Protocolo sobre las armas de fuego puede dar una primera indicación. Es evidente que las armas impresas en 3D entrarían en el ámbito de aplicación de esta disposición. Sin embargo, en la práctica sigue siendo necesario definir y legislar más este fenómeno, especialmente en lo que respecta a la cuestión de la descargarse o acceder a los modelos para producir estas armas.
Como era de esperar, los Estados han reaccionado intentando abordar estos retos tecnológicos. Algunos países han comenzado a tratar de captar este nuevo fenómeno en su legislación nacional. En los Estados Unidos, la Ley de Armas de Fuego Indetectables de 1988 establece que «cualquier arma de fuego que no pueda ser detectada por un detector de metales es ilegal de fabricar...». A efectos prácticos, las armas de fuego impresas en 3D necesitarían una placa de metal insertada. Se han propuesto otras enmiendas para renovar y ampliar la legislación (H.R. 1474 y S. 1149).
En Reino Unido, la Ley de Armas de Fuego de 1968 «prohíbe la fabricación de armas y partes de armas sin la aprobación del gobierno». Además, la Guía del Reino Unido sobre la Ley de Licencias de Armas de Fuego de 2016 establece que «la fabricación, compra, venta y posesión de armas de fuego impresas en 3D, munición o sus componentes está plenamente recogida en las disposiciones del artículo 57(1) de la Ley de Armas de Fuego».
Las copias sin licencia se encuentran en situaciones en las que los fabricantes bien:
Small Arms Survey estima que «se producen anualmente entre 530.000 y 580.000 armas pequeñas de uso militar, ya sea bajo licencia o como copias sin licencia».
Esta es una forma de fabricación ilícita. Las armas de fuego sin licencia no están registradas y suelen acabar en el mercado ilícito, vendiéndose a una fracción del precio del arma de fuego original. La falta de registro o la duplicación del número de serie hace que estas armas sean muy difíciles de rastrear mediante los métodos convencionales de rastreo a través de la identificación del tipo de arma de fuego, el número de serie, el modelo y el fabricante.
Una réplica de un arma de fuego es un dispositivo que se fabrica para parecerse a un diseño existente de un arma de fuego pero no está destinado a disparar. Las réplicas de armas de fuego se suelen fabricar para coleccionistas de armas de fuego, especialmente coleccionistas de armas de fuego antiguas.
Una imitación de arma de fuego no es un arma de fuego real, pero está diseñada para parecerse exactamente o casi exactamente a un arma de fuego real (algunas armas de juguete muy realistas, algunas armas moldeadas ya sea en goma o metal). En algunas jurisdicciones, las armas de fuego de imitación están prohibidas o están reguladas de manera similar a las armas de fuego.
Aunque técnicamente no pueden producir daños como resultado de un disparo, tanto las réplicas como las imitaciones de armas de fuego tienen la capacidad de intimidar ya que pueden ser fácilmente confundidas con armas de fuego reales. Si bien no son armas de fuego reales, según lo expuesto anteriormente, están definidas y específicamente mencionadas en varias legislaciones nacionales.
Un arma de fuego desactivada es cualquier arma de fuego que fue modificada de talmanera que ya no puede disparar y expulsar cualquier forma de proyectil. Por lo general, el proceso de desactivación tiene que ser permanente. Dado que las armas de fuego desactivadas no están sujetas a las mismas normas que las armas de fuego activadas, a menudo son adquiridas por organizaciones delictivas que eliminan los sistemas de desactivación o convierten las armas con piezas de repuesto, reactivando así armas de fuego que entran en el mercado ilícito.
La conversión es un proceso que modifica un arma no letal (por ejemplo, un arma de fogueo o de gas) en un arma letal que pasa a entrar en el mercado ilícito.
Las armas modulares se producen con componentes que son intercambiables de manera que pueden cambiar o mejorar las características de un arma de fuego. Además, el cambio de componentes esenciales como el cañón, el extractor/expulsor, el percutor, etc., hará que la identificación balística sea extremadamente difícil, si no imposible.
Un buen ejemplo de esta gama es la pistola Glock, que, aunque no está concebida como un arma modular, posee características de modularidad y puede transformarse fácilmente de una pistola semiautomática a una subametralladora totalmente automática con cargador de 50 o 100 cartuchos, visor, silenciador, sistema de recuperación de shall y otras piezas modulares.
El término se refiere a las armas de fuego que tienen un parecido de artículos inofensivos, pero que pueden ser disparadas para causar un daño letal. Por ejemplo, el bolígrafo pistola, el teléfono pistola o la linterna pistola. Las armas de fuego que se pueden ocultar pueden ser producidas legalmente o pueden ser fabricadas de manera ilícita. Aunque las armas de fuego que se producen legalmente están registradas y teóricamente pueden ser rastreadas, el principal peligro reside en sus características físicas, que hacen difícil su reconocimiento como arma de fuego, por lo que las posibilidades de identificación y detección se reducen drásticamente.
Un kit de armas de fuego suele constar de una serie de piezas y componentes. En la mayoría de los casos, el kit proporciona los componentes que posteriormente requieren un mecanizado adicional para su completa terminación. Esta mecanización para completar un arma de fuego requiere un cierto nivel de conocimientos tecnológicos, aunque también abre la oportunidad de fabricar armas no rastreables o no registradas que pueden desviarse fácilmente al mercado ilícito.
El desarrollo acelerado de la inteligencia artificial también influye en el ámbito de las armas de fuego. Ya existen máquinas de tecnología avanzada que están equipadas con armas de fuego, como los drones y los vehículos blindados, sin personal humano, pero cuyo control y acción, sin embargo, está ejercido por humanos.
La nueva idea en relación con las armas totalmente autónomas es utilizar la inteligencia artificial (AI) para controlar estas armas y eliminar el control humano. Desafortunadamente, esta idea abre una perspectiva oscura al horizonte mientras no seamos conscientes de cuál es el nivel de control humano, hasta qué punto este control humano será efectivo sobre los sistemas de AI, y cómo la AI puede reaccionar en varias condiciones y ambientes.
En 2015, más de mil investigadores firmaron una carta abierta instando a las Naciones Unidas a prohibir el desarrollo y el uso de armas autónomas. Desafortunadamente, este desarrollo de armas semi-autónomas o incluso autónomas es pricnipalmente secreto y no está claro qué papel desempeñarán los humanos en la elección y el disparo a los objetivos, si es que los hay.
Aunque las armas totalmente autónomas no existen oficialmente, la idea en sí misma creó debates muy encendido entre las principales potencias, alzándose voces a favor y en contra de este concepto.
En 2013, la Reunión de los Estados Partes en la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCAC) decidió que el Presidente convocaría en 2014 una reunión oficiosa de expertos para examinar las cuestiones relacionadas con las tecnologías emergentes en el ámbito de los sistemas de armas autónomas letales. En 2016, la Quinta Conferencia de Examen de las Altas Partes Contratantes en la Convención estableció un Grupo de Expertos Gubernamentales sobre las nuevas tecnologías en la esfera de los sistemas de armas autónomas letales. Las Naciones Unidas siguen considerando la posibilidad de imponer una prohibición a los denominados «robots asesinos», pero las deliberaciones están en curso y todavía no se ha llegado a un acuerdo.
Este es un tema que requiere atención continua y dado el tremendo impacto que esta tecnología puede tener, los Estados se prepararán para dar más consideración a esta categoría de armas.
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